viernes, 29 de julio de 2011

29-Julio 2011, Viernes.

Diario Político 2012

Por Carlos Ramírez





Viernes 29 de julio, 2011.



Noticias de ocho columnas de los diarios:

El Universal

“Ustedes también son responsables”. Reclamo de movimiento de Javier Sicilia al Congreso

Reforma

Va atrás México a nivel posgrado. Tiene promedio inferior al de países centroamericanos

Milenio

Ofrece Congreso agilizar reformas. Sicilia pide a legisladores reconocer errores y trabajar leyes junto con los ciudadanos

Excélsior

Congreso dice sí a todo… y no da fecha. Diálogo con el movimiento por la paz

La Jornada

Los legisladores, cómplices de la violencia: Sicilia. Ustedes son corresponsables de nuestros dolores, señala

La Crónica de Hoy

Ofrecen reformas a Sicilia, pero no le dicen cuándo. El Congreso sólo ve por sus intereses partidocráticos y mezquinos, espeta el poeta a los líderes de las cámaras

El Sol de México

Una Ley de Seguridad Humanista, pide Sicilia. Lamenta que el Congreso secuestre anhelo democrático

El Financiero

Fracasa votación para elevar la deuda de EU. División republicana frena el plan; sí habrá acuerdo, afirma Tesoro

El Economista

EU frena crecimiento industrial de México. Concamin reduce de 4.5 a 3.5% el pronóstico del sector para este año

La Razón

Dolor, show y política en Chapultepec. Encuentro de Javier Sicilia con el Congreso

Ovaciones

Exigen a Congreso reformas y perdón. Todos se disculpan, menos el PRI



Sicilia.

¿Hasta cuándo entenderán que el movimiento por la paz de Javier Sicilia no tiene que ver con la seguridad como aspecto central sino con el agotamiento del viejo régimen priísta? El propio Sicilia ha ignorado --por estrategia o por incapacidad-- esa parte del enfoque. Todo lo ha reducido a un asunto de víctimas, lo que significa una desviación del problema central. Y justamente el problema central es el que hay que debatir:

1.- ¿Cómo se enquistaron en territorios y en las estructuras de seguridad los cárteles del crimen organizado?

2.- ¿Qué obstáculos de modelo de desarrollo impiden atender el problema del crecimiento y el empleo, además de la educación?

3.- ¿Qué reformas de sistema se necesitan para redefinir el modelo de representación política?

4.- ¿Qué más debe hacer la sociedad además de lamentar sus muertos si el narco no hubiera llegado con una sociedad vigilante?

5.- ¿Hasta cuándo se darán cuenta que el problema de la seguridad es uno más del agotamiento del modelo político priísta?

6.- ¿No es una contradicción decirle en sus caras al ejecutivo federal, al poder judicial y al poder legislativo que son lo peor del mundo y luego entregarles a ellos el problema de la solución de los problemas?

La sociedad ha sido incapaz de organizarse, salvo para protestar, insultar y exigir. Sicilia y su movimiento han caído en la trampa del embudo: lanzar miles de propuestas por el estrecho tubo de las instituciones del viejo régimen. Extraña que Sicilia y su movimiento hayan llenado de insultos a los legisladores tachándoles --en el mejor de los casos-- de inútiles pero luego exigir la reelección… de esos mismos legisladores. Un movimiento de protesta antisistémico que se acoge al sistema.

En fin.

No es la primera vez. Ya lo intentó Marcos y el EZLN: se alzaron en armas contra el gobierno pero a los veinte días estaban sentados negociando presupuestos con el gobierno.

El tema central es otro: ¿hasta cuándo la sociedad va a entender que de lo que se trata es de cambiar el sistema priísta vigente y pugnar por un sistema realmente democrático?

Mientras llega esa iluminación, el movimiento de Sicilia es bipolar: insultan a los legisladores y luego se despiden de beso.

Queda, en todo caso, el retraso del ejecutivo de atender el centro del problema, aunque localizado en la periferia del conflicto: la atención a las víctimas. Si se resana esa herida, la estrategia de seguridad podrá salir fortalecida.

El movimiento de Sicilia tiene dos grupos: el de los afectados y el de los ideológicos. El primero enlista problemas serios que no son de difícil atención; el segundo apenas se perfila: Emilio Alvarez Icaza, Miguel Concha y Clara Jusidman; el primero anda tras el cargo de consejero electoral del IFE por el PRD, fue presidente de la Comisión de Derechos Humanos del DF y viene de una familia de activistas; Concha es sacerdote dominico, activista de derechos humanos y miembro de la iglesia revolucionaria; y Jusidman ha sido posición burocrática de la izquierda universitaria, vinculada a Cuauhtémoc Cárdenas. Los tres serían las cabezas visibles de la propuesta de largo plazo de Sicilia, los tres son antisistémicos pero sin definir el modelo alternativo y al final se quedan en una especie de progresismo amorfo, del viejo sector progresista del viejo PRI.

Sicilia ya llegó a su nivel máximo de movilización. Le queda tratar de buscar alianzas con los grupos defensores de migrantes. Su espacio de acción estará atado al problema de las víctimas. Tiene a su favor el hecho de que en el gobierno federal y en los poderes legislativo y judicial no existen posibilidades de coherencia. Pero ya quemó dos posibilidades sin obtener victorias: su reunión con el presidente Calderón y su reunión con los legisladores. Además, su lenguaje violento contra las instituciones le cerró puertas. Sólo le queda una: el Vaticano.

Sobre el tema de Sicilia, dos textos. Mi columna Indicador Político.

INDICADOR POLITICO

+ DH sí son usados por cárteles

+ Casos Reyes Salazar y Le Barón

Al arrancar en mayo pasado las protestas sociales por el asesinato del hijo de Javier Sicilia a manos de delincuentes del cártel del Pacífico Sur, una presencia destacó al frente de la manifestación que se dirigía a la ciudad de México: la señora Olga Reyes Salazar.

El asesinato de varios miembros de la familia Reyes Salazar se dinamizó por el argumento de que se trataba de una familia que se dedicaba a defender los derechos humanos. Sin embargo, la realidad era otra: detrás de la careta de activistas por los derechos humanos se ocultaban más bien acciones de ajustes de cuentas entre los cárteles de la droga en Chihuahua: el hermano de Olga Reyes Salazar se encuentra preso en Matamoros por pertenecer a la banda de secuestradores que plagió y asesinó al líder mormón Alejandro Le Barón.

Hoy Julián Le Barón acompaña a Sicilia en sus protestas. Pero en octubre del 2009, un operativo de la 5ª zona militar interceptó en el rancho Le Barón, de Galeana, Chihuahua, a dos camionetas sospechosas y los soldados fueron atacados con armas de fuego de alto calibre, de uso exclusivo del ejército y asesinaron a un soldado. Los militares arrestaron a los agresores: Daniel y Oscar Le Barón, miembros de la colonia mormona de los Le Barón; hubo once detenidos, tres armas largas, una corta y 583 cartuchos. Así, familiares del Le Barón asesinaron a un soldado y cargaron con la sospecha de pertenecer a una banda delictiva. De ahí la insistencia de Julián Le Barón, aliado de Sicilia en el movimiento por la paz, de castigar hoy al ejército, pues en 2009 una partida militar demostró que varios de los Le Barón andaban en malos pasos.

Si las organizaciones no gubernamentales se molestaron con lo que consideraron una generalización del señalamiento del secretario de Marina, su respuesta fue también un pecado de generalizaciones. Porque en la realidad, efectivamente los cárteles de la droga tienen operadores políticos especializados en derechos humanos que usan para acosar a las autoridades. Además del caso de la familia Reyes Salazar --por cierto le negaron visa de asilada en los EU precisamente por pertenecer a bandas de narcos-- y Le Barón, hubo otros casos:

--Una grabación difundida por el periódico Milenio reveló que grupos de narcos azuzaban a organizaciones sociales para enarbolar la bandera de los derechos humanos y con ello paralizar a las fuerzas de seguridad.

--En Tamaulipas los cárteles financian protestas sociales callejeras contra la presencia del ejército.

--En algunas marchas pululan mantas con señalamientos de que las fuerzas de seguridad están asesinando civiles, aunque no han presentado ninguna prueba.

--En Ciudad Juárez también se detectaron marchas promovidas por cárteles de la delincuencia para protestar contra la violación de los derechos humanos.

Y en los organismos de seguridad existen muchas otras pruebas que hasta ahora no se han difundido porque involucran a organizaciones no gubernamentales precisamente por las suspicacias sociales. En Indicador Político del pasado 11 de marzo se acreditó el caso de la familia Reyes Salazar:

“Miguel Angel Reyes Salazar fue detenido en dos ocasiones en operativos contra la banda de secuestradores de Los Escajeda, la primera en 2008. La segunda ocasión fue presentado junto con Alfredo Escajeda Navarro, alías El Riquín, y otros acusados del secuestro y asesinato del dirigente de la comunidad mormona en el municipio de Galeana, en Chihuahua, Benjamín Franklin Le Baron, y su cuñado Luis Carlos Withman. Ahora se encuentra a disposición de un juez en Matamoros, Tamaulipas.

“El activismo político de la señora Josefina Reyes Salazar, ex regidora del PRD, en enero de 2010 fue producto de la segunda aprehensión de su hijo Miguel Angel en un operativo del ejército”.

A las propias organizaciones de derechos humanos les debería interesar blindar sus grupos para evitar la mala utilización de sus objetivos. Los reclamos del secretario de Marina, almirante Mariano Francisco Saynez Mendoza, no ocurrieron en el sentido de criminalizar a los defensores de los derechos humanos sino para alertar una de las estrategias utilizadas por los cárteles de la droga en detrimento de la tarea humanitaria de evitar abusos. Lo debe de saber con precisión Emilio Alvarez Icaza, cuya participación en el liderazgo del movimiento por la paz le da sentido social a la defensa de los derechos humanos, pero quien conoce a la perfección los riesgos de que la defensa de las garantías se convierta en la protección a delincuentes.

Por lo demás, el movimiento por la paz de Javier Sicilia volvió a demostrar su fundamentalismo, su falta de voluntad para dialogar, su desprecio por las instituciones y su desconocimiento de la realidad de la delincuencia en México. Muchos de los testimonios de los afectados acusaron a las bandas criminales pero el movimiento careció de una racionalización del conflicto, dejando la impresión de que prefieren vivir con delincuentes a aceptar la decisión del gobierno federal de combatir a una criminalidad que se había apoderado de espacios territoriales de la soberanía del Estado.

El problema de la inseguridad y de la estrategia gubernamental es diverso y obliga a la corresponsabilidad no sólo del Estado y de sus instituciones, sino de la propia sociedad. El movimiento por la paz acusa de fallido al Estado pero ignora que el Estado es la suma de la sociedad civil y la sociedad política. El crimen organizado no se instaló en partes de la república por generación espontánea, sino por la aceptación de la sociedad. Por tanto, se necesita de una decisión social para autocriticarse y crear las formas de participación en la solución a la crisis de seguridad.

Además, opino que Javier Sicilia y su movimiento debe pedir directamente la rendición incondicional a Joaquín El Chapo Guzmán, Ismael El Mayo Zambada, Heriberto Lazcano El Laza, Servando Gómez La Tuta, Juan José El Azul Esparragoza, Vicente Carrillo Fuentes y además debe exigirles su entrega de su arsenal de armas, para ser juzgados como responsables de la violencia criminal en el tráfico de drogas.

Y el artículo de una experta en seguridad nacional:

Ignorando a las víctimas

Ana María Salazar,

El Universal.

¿Por qué en México ignoramos a las víctimas? En su presentación ante los legisladores de esta semana Javier Sicilia subrayó cómo la violencia está golpeando a millones de familias mexicanas. Según él, “la guerra emprendida por el presidente Calderón, que nos ha costado hasta ahora —así dicen las cifras— 50 mil muertos, más de 10 mil desaparecidos, más de 120 mil desplazados, y la inseguridad y el miedo de millones de mexicanos, es ilegal”. Yo no estoy de acuerdo con Javier Sicilia en que la “guerra” de Calderón es ilegal. Lo que sí creo es que ha sido un esfuerzo ineficiente y con falta de coordinación y visión.

Pero más allá del esfuerzo de perseguir al crimen organizado, es latente la falta de interés del gobierno por apoyar a las víctimas de la inseguridad en el país. Uno pensaría que el gobierno le hubiera dado prioridad al vía crucis de las víctimas, en parte por razones humanitarias, pero también por su misma sobrevivencia política.

¿Por qué tanta negligencia? Al reconocer la magnitud y el número de víctimas, sería reconocer la gravedad de la situación, la incapacidad del gobierno, y el hecho de que hay estados que se encuentran completamente bajo el control de los criminales. Por más que se insista que los índices de homicidio en México son menores que en Colombia o en Brasil, el hecho es que las víctimas mexicanas son mayores cuando uno considera el secuestro, las extorsiones y las desapariciones.

Reconocer a las víctimas es reconocer el fracaso de la política de seguridad. Así de simple.

Entre los datos que se presentaron en el foro legislativo de esta semana se incluye el hecho de que cada año se cometen 13 millones de delitos en México. Estamos hablando potencialmente de 13 millones de víctimas; algunas fueron víctimas de delitos menores, pero un porcentaje importante sufrió la pérdida de seres queridos, otros sobrevivieron situaciones de violencia incomprensible.

Y a pesar de esto es asombroso la frialdad y la falta de apoyo por parte de la sociedad en general. ¿Cuántas de las iglesias en el país han hecho un llamado a sus feligreses para apoyar a las víctimas o han ofrecido programas y apoyos para ellas? ¿Dónde están las cámaras de las industrias, o los sindicatos? ¿Entre sus miembros no hay víctimas, acaso?

Pero todos nosotros, como sociedad, también estamos ajenos al sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas. Sufrimos de una ceguera sistemática. No queremos ver ni reconocer lo que pasa en nuestro país. Es fácil asumir que si alguien es asesinado en México “seguramente estaba involucrado en algo raro” o se “fue a meter a un lugar no recomendable”, tal vez tenía contacto con “gente rara” o su error fue pensar que en México uno puede salir de su hogar después de la puesta del sol.

Es increíble ver cómo hemos culpado a las víctimas de su sufrimiento. Tal vez en México tiene menos valor la vida de un migrante, de un indígena o de una persona con escasos recursos económicos. Esta actitud no es reciente. ¿Recuerdan cómo se les culpó a las muertas de Juárez de promover agresiones en contra de ellas por vestirse incorrectamente o por osar ir a trabajar a una maquiladora?

¿Por qué esta falta de solidaridad? Estoy convencida de que nos aterra reconocer la realidad de las víctimas de este país, porque, al igual que el gobierno, no queremos reconocer que vivimos en un país en guerra, y que la situación tiende a empeorar. Pero también, al empezar a ponerle nombre y apellido a las víctimas mexicanas, tendríamos que reconocer que cualquiera de nosotros puede ser la siguiente víctima. Entendiendo esta realidad: todas las mañanas nos levantaremos con la angustia de saber que la violencia en el país no tiene razón ni lógica y que por más que queramos proteger a nuestros seres queridos no hay nada que podamos hacer para defendernos ante la violencia que impera en el país.

Javier Sicilia y su movimiento han presentado varias exigencias ante el Congreso, algunas son controversiales, otras yo no las apoyaría. Pero no hay duda sobre que uno de los aspectos fundamentales del esfuerzo de Sicilia y sus seguidores es que ellos buscan ponerles una cara y un nombre a las víctimas de la impunidad en este país. Y en ese sentido él habla a nombre de todos nosotros, las futuras víctimas de México.




La crisis en los EU sigue latente. Ya hay una campaña mediática contra los republicanos involucrando al Tea Party como estrategia para el 2012. Pero el problema no es electoral: la irresponsabilidad de Obama en el manejo de la política económica creó la burbuja de la deuda. Es probable que le aumenten el techo y eviten el colapso internacional, pero lo van a obligar a recortar gasto; y nada dañará más a Obama que no poder utilizar programas sociales como campaña.

El artículo del economista Provencio aclara muchas dudas:

No habrá Armagedón financiero, sino caída lenta

Marco Provencio

Milenio viernes 29 de julio de 2011.

La página www.usdebtclock.org muestra de manera gráfica cómo crece cada minuto el saldo de la deuda del gobierno norteamericano, en particular aquella que está sujeta al límite legal actual de 14,300,000,000,000 dólares y que hoy viernes estará a 0.0003% de topar con dicho límite. De llegarse a la tarde del martes sin un acuerdo entre la administración Obama y el Congreso para aumentar el techo de la deuda habría un Armagedón financiero de proporciones en efecto bíblicas (razón por la cual no lo habrá, pero no adelantemos vísperas).

Supongamos que no hay poder humano (y por tanto menos puede haber poder divino en esto) que genere un acuerdo entre republicanos y demócratas para aumentar el monto de deuda que el gobierno puede colocar. El gobierno de Obama no tendría alternativa más que suspender pagos a los que por otro lado está obligado por ley, lo que le pondría en una tesitura imposible: ¿suspendería las pensiones de los jubilados o los pagos a las instituciones financieras tenedoras de los bonos del Tesoro? ¿Dejaría de pagar los salarios de las fuerzas armadas o los adeudos con los contratistas de las mismas? ¿Dejaría de pagar un poco a todos para no señalar a ninguno o priorizaría y de qué manera sus adeudos? De repente, aquel que aún venía siendo el único cuya deuda en teoría no tiene riesgo de pago sería el causante de una crisis financiera tal que la gran recesión de 2008 palidecería en comparación a los efectos de esta nueva coyuntura.

Sucede, sin embargo, que la polarización política en Estados Unidos viene tomando tintes también desconocidos. Si bien por muchos años se hablaba de los “repócratas” y los “demublicanos” como una forma de señalar con ese juego de palabras que tanto los miembros de un partido como los del otro eran en esencia iguales, las 4 o 5 docenas de congresistas electos en noviembre pasado bajo el impulso del Tea Party han introducido un mesianismo legislativo difícil de digerir. Y claro que no son necesariamente ellos el problema: son reflejo de corrientes profundas en la sociedad que son las que alimentan todo esto.

Una interesante encuesta de la revista The Economist plantea la siguiente pregunta a sus lectores estadunidenses: ¿qué tipo de representante desea tener en el legislativo? ¿Uno que llega a acuerdos para solucionar problemas u otro que mantiene sus principios sin importar las consecuencias? Bueno, diría más de un lector, parece obvio ¿no? Pues no lo es. Resulta que los simpatizantes demócratas prefieren en una relación de 70-30% a aquellos que llegan a acuerdos y resuelven asuntos, mientras que los adherentes republicanos prefieren exactamente lo inverso. ¿Qué puede uno esperar cuando 70% de los simpatizantes del partido mayoritario en la cámara baja prefieren representantes que no “abandonen” los sacrosantos principios sin importar en absoluto qué suceda en el camino? La respuesta es evidente: los extremistas en Washington que desean su propio Armagedón no son distintos a los extremistas de por acá: mientras peor mejor. Aunque sea solamente para ellos, claro.

¿Cómo llegó esta crisis al borde del precipicio? O más bien ¿cómo es que no había llegado antes tratándose de un gobierno cuyos ingresos andan en 31% de su producto interno bruto pero cuyos gastos rondan 46% del mismo? Aún siendo uno de los países más ricos del orbe, ¿de dónde van a salir los recursos para tapar ese hoy cada vez mayor y sin visos de contención?

En realidad, estamos viendo un capítulo más de la pérdida relativa de dominancia norteamericana en el siglo XXI. Hace casi tres décadas, el gobierno republicano de Ronald Reagan terminó con el comunismo soviético en la medida en que lo orilló a tener déficits públicos crecientes para hacer frente a la carrera armamentista inspirada en la “guerra de las galaxias”, toda aquella fantasía. Para fines de los 80, la Unión Soviética era un Estado en quiebra, exhausto fiscal y financieramente hablando. Lo mismo sucede ahora con EU, independientemente del enorme poder que les significa acuñar la moneda de reserva más importante en el mundo, todavía. Con una recuperación económica que aún no sale de terapia intermedia y una ausencia notable de compromiso para solucionar su problema fiscal de largo plazo, en esta ocasión habrá en el mejor estilo norteamericano una solución de compromiso de último minuto. Pero la lección para los mercados internacionales será clara: no más otro capítulo como éste, y con ello el declive económico relativo de nuestro vecino del norte continuará sin remedio.




Viene el fin de semana luego del agotador día de ayer, con embotellamientos y las seis horas de encuentro de legisladores con el grupo de Sicilia.






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