martes, 28 de junio de 2011

28-junio-2011, Martes.

INDICADOR POLITICO




+ ¿Y el poder judicial, cuando?

+ Caso Hank, justicia o gracia



Carlos Ramírez



Ante la decisión del crimen organizado de explotar al máximo a su favor los procesos judiciales en su contra, el sistema de impartición de justicia llegó ya a un dilema casi existencial: otorgarle más peso al delito o a la presentación de cargos.

En su explicación de los problemas legales para castigar a la delincuencia, el presidente Calderón utilizó, en el diálogo en el Castillo de Chapultepec el pasado jueves 23 de junio, el caso Hank Rhon para plantear el conflicto: el delito de acopio de armas existió, pero la juez le otorgó más peso al proceso de arresto y el empresario priísta no sólo sigue libre sino que se prepara a ser candidato del PRI al gobierno de Baja California.

Se trataría de la ejemplificación contemporánea de un principio jurídico elaborado, dicen, en tiempos de Benito Juárez: “a los amigos, justicia y gracia; a los enemigos, la ley a secas”. Por alguna razón el sistema de impartición de justicia en casos de delincuencia organizada aplica la justicia y la gracia exigiendo que los operativos de seguridad cumplan escrupulosamente con la ley.

Si se aplicara estrictamente la ley en todos los casos vinculados a miembros del crimen organizado, sin duda que todos los detenidos deberían seguir libres, y más cuando el sistema penal es humanista y presupone las bondades de la reinserción.

Por lo pronto, algunos detenidos han sido liberados precisamente por la preeminencia del cumplimiento estricto del procedimiento penal, sin matizarlo con el tamaño del delito. Un juez liberó recientemente a detenidos en un operativo militar cuando detectó que la declaración primera de los soldados que realizaron la captura difería de una segunda declaración; y no fueron diferencias sustanciales, sino de matiz, pero fue suficiente para desechar el arresto. Basta un detalle para desmoronar casos, a pesar de la probatoria del grado de criminalidad de algunos detenidos.

El razonamiento del caso Hank Rhon le pasó el balón de la inseguridad al poder judicial. La respuesta llegó casi de inmediato con un boletín de prensa de la Suprema Corte de Justicia al aceptar un “acercamiento” con las organizaciones del movimiento por la paz. Pero en ese mismo boletín, la Corte reafirmó su compromiso con la “justicia imparcial”.

El problema de fondo se percibe en la existencia de dos dimensiones: la del procesamiento del delito y la de la calificación del delito y la sentencia. En el viejo régimen priísta el sistema de justicia dependía de los intereses del gobierno en turno. Ahora la impartición de justicia tiene que lidiar con un manual añejo, enmohecido y disfuncional de los procedimientos penales y la existencia de delitos de alta calificación del crimen organizado.

El caso Hank Rhon llevó el conflicto a su límite: la flagrancia del delito fue avalada por un juez y por tanto el operativo se validó legalmente pero vino una jueza a determinar que el operativo había sido ilegal y que por tanto el delito quedaba impune. Lo dijo, sorprendido, el presidente Calderón: ¿qué hacemos con las armas encontradas en la casa del empresario priísta? Hank Rhon salió libre. En el actual sistema, la dimensión del delito no se toma como elemento para la decisión judicial.

El diálogo en el Castillo de Chapultepec mostró otros pendientes en materia de seguridad: la pasividad de los gobernadores ante la realidad de que el 90% de los delitos del crimen organizado es de fuero común, la incapacidad de los presidentes municipales para enfrentar el problema de sus policías al servicio del narco.

El actual sistema de justicia penal parte de la definición humanística de la justicia, es decir, de la concepción de los delitos como errores humanos. Sin embargo, la delincuencia organizada funciona en otra dimensión: la de la impunidad del crimen, la de la delincuencia como una forma de vida asumida concientemente, la del uso de la violencia criminal sin límites contra la sociedad y sus instituciones. Pero la estructura de procesos penales, aún con las reformas, ha dejado vigente el modelo humanista de rehabilitación, aunque la parte de las prisiones se haya abandonado absolutamente para convertirlas en verdaderas escuelas del delito.

La justicia imparcial y ciega no existe. Al final, las decisiones forman parte de procesos de decisión que atienden a los procesos establecidos. La gran reforma judicial debe de tener, por tanto, dos dimensiones: la del ministerio público para obligar a una mejor integración de las averiguaciones previas y la de los jueces para evitar que se olvide la dimensión del delito y se califiquen las acusaciones sólo por el expediente de la averiguación previa porque al final los jueces se parecen más a Pilatos que a un representante de la sociedad en la aplicación de castigos contra los delincuentes.

Al final, no se hace justicia liberando a un delincuente. La justicia es la reparación del daño, no la aplicación escrupulosa de la ley.

La criminalidad sofisticada, impune, sin límites y con expresiones en casos concretos --como el pozolero que disolvía a sus víctimas en ácido o los asesinos que enterraban a decenas de sus víctimas en fosas comunes-- ha sabido capitalizar a su favor el sistema penal de beneficios al delincuente. Hasta hace poco se logró, por ejemplo, que los abogados dejaran de ser correos de narcos o que los locutorios en las prisiones se convirtieran prácticamente en oficinas para despachar asuntos criminales.

Por tanto, la caravana por la paz y las exigencias de justicia en los casos derivados de la estrategia de combate a la inseguridad deberían abrir las ventanillas de la Corte, los juzgados, los gobiernos estatales, las administraciones municipales y la CNDH para ampliar la observación a estas instancias que se han hecho las distraídas ante la crisis del sistema de justicia.

 (Diario Político 2012 de Carlos Ramírez en www.grupotransicion.com.mx)







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lunes, 27 de junio de 2011

27-Junio-2011, Lunes.

INDICADOR POLITICO




+ Mendiguchía: amenazas cumplidas

+ Golpean a periodista por sus críticas



Carlos Ramírez



Luego de haber recibido amenazas hace un mes, el periodista chiapaneco Jacobo Elnecavé Luttmann fue salvajemente golpeado por sicarios cuyas pistas llevan a un grupo organizado alrededor del recientemente encarcelado ex gobernador chiapaneco Pablo Salazar Mendiguchía.

Analista crítico de la gestión de Mendiguchía y conductor del noticiario TV10 Chiapas, Elnecavé había organizado un voluminoso expediente de 36 páginas sobre las actividades criminales del ex gobernador y lo había circulado en medios --www.grupotransicion.com.mx/sitev2/images/pdfs/pablo-salazar.pdf--. El expediente fue elaborado con la colaboración de periodistas que habían sido perseguidos y reprimidos por Salazar Mendiguchía.

En sus intervenciones como periodista Elnecavé criticaba duramente, con informaciones recopiladas, la gestión del ex gobernador. El 24 de mayo el columnista Francisco Garfias, en Excelsior, reveló un mail en el que Elnecavé denunciaba amenazas de muerte en su contra y las acreditaba directamente a Salazar Mendiguchía. El tono de las amenazas fue directo e inclusive dejaba ver cierto tufo nazi porque incluían referencias a su condición de judío: “deberías ser jabón”, decía una, de alarmante y franco tono antisemita.

El 25 de mayo el ex gobernador se deslindó de esas amenazas y dijo que formaban parte de la persecución en su contra por el gobierno de Juan Sabines Gutiérrez; pero dos semanas después, el martes 7 de junio, la procuraduría chiapaneca arrestó al ex gobernador y lo encarceló por delitos graves que no alcanzaron fianza. El domingo 19 de junio, Elnecavé fue agredido en una discoteca.

De acuerdo con la información recabada por la procuraduría chiapaneca, los sicarios agresores le dejaron a Elnecavé un “mensaje”: “esto es para que no te metas con los Alvarez Puga”. Las primeras investigaciones han comenzado a tejer pistas que establecen la relación organizada que lleva precisamente a Salazar Mendiguchía. Hace un año las autoridades federales fiscales realizaron un operativo policiaco contra las empresas de Alvarez Puga, un consorcio de outsourcing para evasiones fiscales de importantes empresas.

En esa ocasión se estableció la relación de esas empresas con Salazar Mendiguchía y sobre todo con el priísta José Antonio Aguilar Bodegas, candidato derrotado en las elecciones de gobernador de 2006. Aguilar Bodegas aparecía como director general de las empresas de Alvarez Puga. El ex gobernador Salazar Mendiguchía estaba sumado a ese grupo para organizar su regreso al poder político estatal en el 2012 logrando alianzas extrañas entre el PRI y el EZLN, con los cuales Salazar Mendiguchía había restaurado sus relaciones.

En este contexto, las críticas de Elnecavé a Salazar Mendiguchía y a la empresa de los hermanos Alejandro y Miguel Alvarez Puga  se dieron en el contexto de la preparación del expediente judicial contra el ex gobernador chiapaneco. Salazar Mendiguchía ya había logrado un acuerdo político con el Partido del Trabajo para obtener una senaduría en el 2012 y también acuerdos con el EZLN para evitar mayores conflictos, toda vez que el gobierno de Salazar Mendiguchía había llenado las cárceles de indígenas acusados de actividades subversivas.

El operativo del SAT en abril del año pasado contra propiedades de las empresas Alvarez Puga había sido justificado por la búsqueda de contrabando., El asunto quedó abierto. En su correo electrónico de denuncia de hace un mes, Elnecavé denunció directamente como responsable de las amenazas al ex gobernador Salazar Mendiguchía, pero el cumplimiento de esas amenazas con una salvaje agresión volvió a exhibir la interrelación entre el ex gobernador ahora encarcelado, la empresa Alvarez Puga y el papel en indagaciones preliminares del priísta Aguilar Bodegas. “Esto es para que no te metas con los Álvarez Puga”, le dijeron a Elnecavé los sicarios cuando lo golpeaban.

El trasfondo de la agresión contra Elnecavé se localiza en la lucha que viene por el cambio de gobierno estatal el próximo año. El ex gobernador Salazar Mendiguchía estaba preparando una alianza extraña entre el PT, el PRI y el EZLN para regresar al control del poder político; sin embargo, su encarcelamiento rompió la estrategia y dejó a este grupo organizado sin posibilidades de reconstruirse porque la prisión del ex gobernador, por el tamaño de sus delitos, va para largo tiempo.

Como se trató de una agresión contra un periodista en activo, el escenario es típico del estilo de operar de Salazar Mendiguchía, quien en su gestión como gobernador emitió una ley mordaza contra la prensa, persiguió a directores de diarios hasta echarlos de la entidad, se quiso apropiar de los diarios más importantes y reprimió a reporteros. A pesar del tamaño de la agresión, el caso Elnecavé sigue ajeno a la Comisión Nacional de Derechos Humanos y al grupo legislativo de agresiones contra periodistas. La procuraduría estatal inició la averiguación previa 223/CAJ4A/2011 por los delitos de homicidio en grado de tentativa, lesiones y amenazas. Por la gravedad de las heridas, Elnecavé fue trasladado de emergencia a un hospital de la ciudad de México.

Aunque las investigaciones están en su inicio, el asunto tiene ya pistas seguras: las amenazas denunciadas por Elnecavé hace un mes a través de la columna de Garfias y su señalamiento de responsabilidad de ellas al ex gobernador Salazar Mendiguchía por las críticas y el expediente negro armado por el periodista. Pero las pesquisas se han extendido al despacho Alvarez Puga y a su director general el priísta Aguilar Bodegas, quien parecía perfilarse de nueva cuenta como candidato a gobernador para el 2012 como pieza del grupo de Salazar Mendiguchía.

Pero el punto central es que la agresión a un periodista por razones de poder no debe quedar impune.

 (Diario Político 2012 de Carlos Ramírez en www.grupotransicion.com.mx)







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jueves, 23 de junio de 2011

23-Junio-2011, Jueves.

INDICADOR POLITICO




+ ¿Están oyendo Ebrard y Cué?

+ Límites de la protesta callejera



Carlos Ramírez



Cuando apenas tomaba el control de la Secretaría de Gobernación, Jesús Reyes Heroles enfrentó su primer problema callejero: un plantón de disidentes en el cruce de Insurgentes y Paseo de la Reforma. Sin vacilar, el funcionario mandó a la policía a liberar el cruce a toletazo limpio. Cuando le reclamaron el uso de la fuerza, el autor de El liberalismo mexicano respondió con frases secas:

--Interrumpir ese cruce es un asunto de seguridad del Estado.

Y así era, en efecto, En lo que tardó en tomarse la decisión, la ciudad de México se paralizó en círculos concéntricos. Con el uso de la policía, el secretario de Gobernación que realizó la reforma política más profunda fijó los límites de la protesta callejera.

Cuando una fracción radical del movimiento 15-M de España decidió dar un paso radical y buscó el choque con la policía, las autoridades de Barcelona no vacilaron en también dar el paso hacia adelante. La protesta había rebasado la línea roja de la democracia, pues los radicales rodearon el parlamento, impidieron el ingreso de legisladores y varios fueron rociados con agua y pintura e insultados. La justificación oficial fue clara: la legitimidad de la democracia avala el uso de la fuerza contra grupos violentos minoritarios.

Oaxaca y el DF se han convertido en el paraíso de los plantones. Una cosa son las manifestaciones y otra el asentamiento en vías de comunicación. Lo peor de todo es que en la ciudad de México existe un reglamento que prohíbe la interrupción intencionada de las vías de comunicación y la afectación a los derechos de terceros, pero el paternalismo y la tolerancia se ha llevado al absurdo: proteger los derechos de los que afectan los derechos de terceros. Si un ciudadano se estaciona en lugar prohibido es inmediatamente castigado por la policía; si una marcha de más de tres personas con consignas políticas hace lo mismo, la policía los cuida como no lo hace con los ciudadanos mayoritarios.

En Oaxaca la situación es mucho más grave: los maestros y algunos otros grupos radicales no sólo se plantan en zonas de alta densidad de vialidad sino que obstaculizan negocios privados e impiden que los ciudadanos utilicen sus servicios. Se trata de un atentado contra la libertad de comercio. La autoridad, en lugar de fijar las condiciones de libertad de protesta hasta el límite de afectar los derechos de terceros, prefirió emitir un reglamento para regular el uso de la fuerza, con lo que la policía se ató de manos y no tiene facultades legales para garantizar la vialidad de la mayoría de los ciudadanos.

La diferencia entre represión y derechos de terceros radica en la garantía para la protesta social pero también para la vialidad ciudadana; por ello, de lo que se trata es que las autoridades gubernamentales decidan obligar a los manifestantes a no provocar intencionadamente afectaciones a derechos de terceros y a utilizar una parte mínima de los confinamientos urbanos. Pero las organizaciones que protestan han decidido, ante la pasividad y hasta complicidad de las autoridades, invadir las vías y provocar conflictos viales que dañan las necesidades de terceros que tienen que buscar vías alternas porque las manifestaciones se han apoderado de las ciudades.

Lo grave de todo es que los grupos que manifiestan públicamente su protesta no utilizan el bloqueo para exigir atención sino para provocar una reacción de fuerza gubernamental y conseguir la victimización de su movimiento. En Oaxaca, cada año a lo largo de más de un cuarto de siglo, los maestros se plantan en el Centro Histórico y lo convierten en su Plaza del Sol pero dañando la vida cotidiana y los negocios. La autoridad, en lugar de aplicar la ley, espera con paciencia a que los maestros lleguen a la conclusión, a lo largo de más de un cuarto de siglo, que no conseguirán sus demandas y entonces se trasladan a la Ciudad de México a organizar marchas y plantones.

Los gobernantes prefieren el mal menor: que se afecte la vialidad de las mayorías a fin de que una minoría estridente no escale el conflicto hasta llegar a la violencia. Lo grave es que no se necesita la represión para aplicar la ley a favor de las mayorías. Alejandro Encinas, como jefe de gobierno en 2006, permitió que abusivamente López Obrador instalara tiendas de campaña a lo largo de Paseo de la Reforma para una protesta electoral; pero las tiendas estuvieron prácticamente vacías. El daño económico exhibió la impunidad de López Obrador y la sumisión de Encinas.

La lección de Barcelona no fue el uso de la fuerza en sí, sino la definición de los linderos entre protesta y abuso. La legitimidad de la democracia española no vaciló en dar la orden de apartar a los abusivos violentos. El apoyo mayoritario a las autoridades obligó a los radicales a no volver a repetir el numerito. De otra manera, las autoridades habrían abdicado de su función de responder a las mayorías ciudadanas en el espacio público. En los Estados Unidos existen leyes que regulan la protesta y la policía ejerce la fuerza para aplicar la ley y proteger a los demás ciudadanos.

Lo peor de todo radica en el hecho de que el efecto final de las marchas y plantones es prácticamente inexistente en México; es decir, que la protesta callejera nunca consigue su objetivo de obtener resultados pero sí afecta la vida cotidiana y cuesta horas-hombre de trabajo y sobre todo daña la estabilidad emocional de los que quedan atrapados en los embotellamientos cotidianos. Y buena parte de las demandas tienen que ver con la autoridad pero ésta prefiere permitir el desorden urbano en las calles que atender la lista de demandas. Por ello la protesta en México ha llegado al uso de machetes o al asalto violento de edificios de gobierno.

El ejercicio de la autoridad no siempre es violencia del Estado. Pero, eso sí, debe aplicarse para servir a las mayorías.

(Diario Político 2012 de Carlos Ramírez en www.grupotransicion.com.mx)






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miércoles, 22 de junio de 2011

21-Junio-2011, Martes, Diario Político

Diario Político 2012



Por Carlos Ramírez





Martes 21 de junio, 2011.



A Calentando motores. En semana y media comienza la cuenta regresiva de un año hacia las elecciones presidenciales del 2012. Bueno, el ambiente se calentó desde hace un año. A los historiadores les sorprendió el hecho de que Porfirio Díaz, rumbo a su sexta reelección, comenzó los preparativos un año y medio antes, cuando en las anteriores apenas necesitaba unas cuantas semanas. La fiebre política electoral a nivel presidencial ya no respeta tiempos. Recuerdo que en 1974, dos años antes de las elecciones presidenciales de 1976, el presidente Echeverría calificó de futuristas a quienes hablaban de elección presidencial mucho antes de las elecciones.

De hecho, el proceso electoral comenzó hace un mes, cuando el presidente Calderón autorizó al PAN la definición de unja lista oficial de siete precandidatos panistas. El juego se abrió con anticipación por lo avanzado del proceso en la oposición: el gobernador priísta mexiquense Enrique Peña Nieto irrumpió en las encuestas como el favorito de las presidenciales del 2012 hace año y medio y Andrés Manuel López Obrador comenzó su lucha por la presidencia de la república desde el 2000 y al día siguiente de que el IFE anunció la victoria de Felipe Calderón en julio de 2006. Si no hay alguna sorpresa, Peña será candidato del PRI y López Obrador del PRD. EN el PAN se perfila como candidato oficial el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, aunque no se descarta la sorpresa de Alonso Lujambio, secretario de Educación Pública; y de los independientes, Josefina Vázquez Mota lleva su propio ritmo y sería la apuesta chica del PAN.

El ambiente sucesorio se ha quedado como tema central, inclusive con mayor interés que la agenda de seguridad pública. Lo malo, sin embargo, es que el país carece de análisis de fondo sobre la elección del 2012; los medios se han quedado en la superficie, en la calificación circunstancial de los aspirantes. Ya están circulando varios libros sobre el tema: las entrevistas de Jorge Ramos, los análisis de personalidades coordinador por Jorge Zepeda y algunos otros más. Pero es la hora en que nadie ha hecho el esfuerzo por analizar el primer punto del tema: el proceso de elección presidencial operado por el PAN; bueno, en realidad tampoco ha habido hasta ahora algún libro de fondo sobre por qué perdió el PRI en el 2000 y una evaluación fría y analítica del primer gobierno presidencial del PAN con Vicente Fox. Por tanto, se puede decir que los ciudadanos y los analistas andamos a ciegas, tratando de adivinar comportamientos políticos.

El problema de fondo lo he comentado alguna vez: el método de análisis político de periodistas y hasta politólogos es el mismo que se usó en el viejo régimen priísta, con la gravedad de que después de 1994 la realidad misma exigía desde entonces otra forma de analizar la realidad política; es decir, una insistencia en los actores, en la circunstancia y en las facciones. Al país le hace falta una buena historia de las ideas políticas de mediados del siglo XX a la fecha, una necesaria revisión de las estructuras de poder y una actualización del enfoque del sistema político. Por eso insisto en que las herramientas analíticas y científicas de la ciencia política quieren evaluar los gobiernos de alternancia como si fueran priístas; una cosa es que ciertos vicios hayan prevalecido a que realmente esos vicios sean determinantes en direcciones políticas.

Por lo pronto, recomiendo dos lecturas históricas que ayudarían a entender el presente: Política mexicana durante el régimen de Juárez, de Walter V. Scholes, editado por el Fondo de Cultura Económica, e Invención del sistema político mexicano. Forma de gobierno y gobernabilidad en el siglo XIX, de Luis Medina Peña, editado también por el Fondo de Cultura Económica. El primero ilustra la mecánica del poder en la época de Juárez, sin duda cuando se hacía política de altura y sobre todo de respeto, y el segundo logra definir la configuración del sistema político de Porfirio Díaz. La continuidad Reforma-Díaz se completa con el sistema político diseñado por la Revolución Mexicana. Por tanto, la entender el sistema político en la alternancia es necesario conseguir algunos referentes del pasado.

Lo demás es… grilla. Que si Ebrard hizo algo, que si López Obrador juega con los partidos, que si Peña sigue con las encuestas, que si el presidente Calderón va a poner presidente de la república. Si acaso, estos enfoques ayudan a dinamizar el corto plazo y la superficie del poder; sin embargo, los resortes del poder obedecen a otros comportamientos, botones y presiones. Y ahí es donde los medios cotidianos no han podido aportarle al ciudadano algunos elementos para el análisis del corto y mediano plazos.

El primero de julio está tan lejos como a la vuelta de la esquina. En 1994, en una comida, el economista Pedro Aspe me dio una lección corta de los tiempos económicos; en economía, el corto plazo es un año, el mediano plazo es de uno a cuatro años y el largo plazo es de cinco años en adelante. En esa reunión, después del asesinato de Luis Donaldo Colosio en marzo, le pedía una percepción sobre el México del largo plazo; Aspe contestó: “en México el largo plazo es ahora”. Así están hoy los tiempos políticos por las ansias de los protagonistas de la política y no pocos observadores.

Por tanto, hay que calentar motores. Este diario --espero tener tiempo también los sábados y domingos para anotar cosas-- estará atento a la circunstancia, al chisme del día, pero también tratará de registrar los hechos de fondo en una perspectiva histórica. La elección presidencial del 2012 será importante por la posibilidad de que el PRI recupere la presidencia de la república y que el PAN apenas haya gobernador dos sexenios. Pero es necesario asimismo ir recogiendo sensaciones de los ciudadanos, quejas, detalles cotidianos y algunas referencias de más allá de las fronteras.

En las cuestiones de fondo hay que anotar que la elección del 2012 se está dando en el escenario del agotamiento de los tres pilares fundamentales del PRI: el sistema político priísta, el modelo de desarrollo y el pacto constitucional. Si algunos priístas creen que podrían dar marcha atrás a las ruedas de la historia si ganan las elecciones y retrotraer el tiempo al 2000, sin duda que se van a llevar un chasco. La historia política contemporánea de México no es una locomotora o auto que puede avanzar también en reversa, sino que es el viejo Topo que hablaba Marx tomando la figura de una obra de Shakespeare: el animal que se mete en la tierra y roe hasta hacerla derrumbar, un topo que exhibe las limitaciones de las circunstancias.

El punto de arranque formal del 2012 será el domingo 3 de julio, día de las elecciones del Estado de México. Si hace un mes las expectativas eran de un proceso mexiquense bastante calentado por los tiempos, la pasividad de la oposición y la falta de figuras de los candidatos del PAN y del PRD convirtieron esa elección en un asunto eminentemente local. De todos modos, la victoria del PRI será un fortalecimiento de la precandidatura de Peña Nieto, aunque no hay que descartar al senador Manlio Fabio Beltrones. El PRI nos ha acostumbrado a situaciones inéditas.

Así que hay que calentar motores. Y este Diario Político 2012 inicia su camino.



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